miércoles, 27 de junio de 2012

Cuadernillo para la tercera unidad


Unidad III: Movimientos y organizaciones sociales

Comencemos por definir

Antes de desarrollar el tema necesitamos comprender con claridad el concepto de organización social. Se trata de un conjunto de personas, que tienen algunos objetivos en común y que fijan ciertas estrategias para alcanzarlos. Las organizaciones surgen para dar respuesta a los problemas de forma colectiva y por eso solo se puede hablar de organización social cuando sus integrantes se comunican y coordinan sus acciones. También deben tener permanencia en el tiempo y estar en interacción con el medio que la rodea.
Para distinguir los tipos de organizaciones, primero necesitamos considerar las diferencias entre el ámbito de lo político y el ámbito de la sociedad civil.
Cuando hablamos del ámbito de lo político nos referimos a lo que se relaciona con lo público (es decir, a lo que compartimos todos los integrantes de la sociedad), con el poder, la autoridad, las reglas formales (leyes) e informales (costumbres) y el gobierno. El ámbito de lo político puede identificarse con el Estado. Las organizaciones que ha creado el Estado son las organizaciones gubernamentales: las secretarías, los ministerios, las universidades públicas, un centro cultural municipal, entre otros.
Más allá de este espacio público encontramos La sociedad civil, que es el conjunto de ciudadanos y ciudadanas. Los dos ámbitos están en constante interacción y cambio y el límite entre ellos no es rígido ni permanente. Las agrupaciones de ciudadanos que se dedican a cubrir necesidades sociales o a reclamar frente al poder político son las organizaciones civiles: los partidos políticos, los sindicatos, las cooperativas, los movimientos sociales, las ONG, entre otros.

La cuestión social

Los conflictos sociales fueron una de las causas más importantes que determinaron el origen de las organizaciones.
De todo el recorrido histórico de la humanidad, nos interesa destacar una problemática que hasta hoy sigue vigente y se conoce como “cuestión social’”.
La cuestión social hace referencia al conflicto entre clases sociales que nació con la Revolución Industrial inglesa de fines del siglo XVIII. La industrialización trajo considerables progresos materiales, pero la nueva forma de trabajo generó dos clases antagónicas: los propietarios de fábricas y máquinas (los burgueses industriales) y los obreros industriales (el proletariado). La forma de producir bienes y las relaciones sociales que se establecen entre las dos clases se denomina capitalismo.
Durante las primeras décadas del siglo XIX, las máquinas reemplazaron parte del trabajo humano, lo que dejó desocupados a muchos obreros y empeoró las condiciones de explotación y marginalidad de los que mantenían su puesto de trabajo.
Frente a estos problemas surgieron las primeras organizaciones, que se expresaron de formas diversas. El Iuddismo,  por ejemplo, agrupó a trabajadores que asaltaban las fábricas con el propósito de destruir las máquinas. Otras formas de expresión fueron la formación de sindicatos y de partidos políticos que defendían los intereses de los sectores vulnerables. Con el transcurso del tiempo, aparecieron las ideas socialistas, marxistas, anarquistas y socialistas cristianas.
El socialismo, en general, planteó el cambio hacia una sociedad basada en los principios de igualdad, solidaridad y cooperación entre las distintas clases sociales.
El marxismo analizó la historia de la humanidad según los modos de organización de la producción. En el caso de la sociedad capitalista, proponían la revolución como único medio para terminar con la explotación del proletariado; su objetivo final era el advenimiento de una nueva sociedad sin clases y con la propiedad colectiva de los bienes.
El anarquismo pensaba en una sociedad sin Estado y sin clases sociales, organizada en pequeñas comunidades, basada en la solidaridad.
También la Iglesia católica formuló críticas severas a los excesos de la sociedad industrial. En 1981, el papa León XIII proclamó, en la encíclica Rerum Novarum, el derecho de los trabajadores a una retribución justa. La corriente política de la Iglesia a favor de la igualdad se conoce como socialismo cristiano.
A partir de la influencia de estas nuevas ideologías y prácticas políticas, los gobiernos diseñaron políticas públicas que buscaron mejorar las situaciones de injusticia y aliviar los conflictos sociales. Sin embargo, cada vez que se agrava la cuestión social por motivos políticos o económicos, los conflictos resurgen y recobran fuerza las ideas críticas que se originaron en el contexto de la Revolución Industrial.

Nuevas cuestiones sociales

Algunos de los viejos conflictos fueron resolviéndose, sobre todo a partir de la política implementada por el Estado de bienestar, pero surgieron otros; estos, a su vez, generaron nuevas formas de organización y modificaron las que ya existían.
A partir de 1970, después de una crisis económica mundial, comenzó a reformularse el rol de los Estados, que disminuyeron su función como moderadores de los conflictos y de las desigualdades. Así, quedó al descubierto la nueva cuestión social.
Como en las primeras épocas de la industrialización, la desigualdad se agudizó. Se sumaron los problemas ocasionados por los cambios en las formas de consumo y de producción de las nuevas sociedades, como los temas ambientales y ecológicos. Vamos a referirnos a algunas problemáticas vinculadas con la nueva cuestión social.
- Los cambios en la economía mundial. En la década de 1990 comenzaron a implementarse grandes ajustes económicos que tendieron a la aplicación de políticas neo- liberales: reducción de las funciones del Estado, privatización de empresas y servicios estatales y ajuste del gasto público, entre otras. En cada país, las empresas privadas también redujeron costos y las consecuencias fueron el desempleo y la caída de los salarios.
- La globalización. Los cambios en la economía y las nuevas tecnologías aceleraron el proceso de interrelación de los mercados mundiales. Este activo intercambio económico resintió las economías nacionales que no lograron competir con los productos de los países más industrializados. Además, la interdependencia entre los países hace que las crisis se expandan a escala mundial.
- La precarización laboral y la creciente desigualdad.
Las transformaciones que mencionamos antes produjeron cambios profundos en el mercado laboral: aumentaron el desempleo por el cierre o reestructuración de las empresas públicas y privadas, incrementaron la precarización laboral, es decir, las condiciones de trabajo provisorias e inestables y sin seguridad social, y favorecieron la reducción de los salarios. Por su parte, los sectores ricos aumentaron sus ingresos, lo que agudizó la desigualdad en el reparto de a riqueza dentro de cada país y entre los países.
La nueva cuestión social reactivó las organizaciones y los movimientos sociales, las cooperativas y organizaciones de ayuda, y modificó el papel de los partidos políticos y sindicatos que se tuvieron que adaptar a las nuevas realidades. También se conformaron movimientos sociales a nivel mundial que buscaban resguardar la economía y la sociedad de los países. Un ejemplo es el movimiento antiglobalización que apareció por primera vez en Seattle, Estados Unidos, rechazando la Cumbre de la Organización Mundial de Comercio con una manifestación de más de 50.000 personas.

¿Qué son los movimientos sociales?

Las protestas frente a situaciones de injusticia o de vulneración de derechos no son excepcionales para nuestra vida diaria; por el contrario, se transformaron en un elemento más del escenario político de un país. En general, estas protestas son acciones llevadas a cabo por organizaciones sociales de mayor complejidad, que denominamos movimientos sociales.
El economista y estudioso de la sociedad, Lorenz von Stein, utilizó este concepto por primera vez en 1850 y hasta el día de hoy se discute qué son los movimientos sociales y cómo evolucionan de acuerdo con las distintas problemáticas que los convocan. Pero, más allá de las discusiones, hay algunas características propias de todos los movimientos sociales:
- Son redes de interacción entre individuos, grupos y organizaciones.
- Poseen una identidad colectiva, es decir, comparten creencias y solidaridades que los aglutinan.
- Los individuos, grupos y organizaciones que los integran, están unidos frente a un conflicto que los afecta.
- Una forma de expresión de sus demandas es la protesta. Tienen lazos estables que perduran en el tiempo.
- Un movimiento social no es una organización, aunque puede contenerla; tampoco es un grupo de interés ni un partido político, pero puede vincularse con ellos. Es una estructura compleja que actúa en red. En general, su aparición es abrupta pero se mantiene en el corto o en el largo plazo.
Si bien es cierto que los movimientos sociales se constituyen frente a un conflicto, también son necesarias determinadas condiciones estructurales, como las tendencias del contexto histórico y los cambios económicos y sociales, y condiciones subjetivas, es decir, que las personas interpreten que existe una situación en la que deben participar porque entienden que su problemática individual es parte de un problema social.
Algunos de los primeros movimientos sociales fueron el movimiento obrero internacional, el feminismo y el sufragismo.

Tipos de movimientos sociales

Es posible clasificar los movimientos sociales según diferentes criterios: ideología, acciones que realizan, grupos que lo conforman, etc. En este caso, nos vamos a referir a los movimientos sociales según a escala territorial en la que se organizan, y estos son algunos de ellos:
- Movimientos locales. Se nuclean en el espacio más inmediato, sus conflictos son barriales o municipales y demandan a las autoridades correspondientes a esos ámbitos. Reclaman por asuntos de la comunidad, como construcción de desagües y cloacas, asfalto de calles, colocación de semáforos, etcétera.
- Movimientos nacionales. Se expanden por todo el país y establecen contactos con otras organizaciones y grupos nacionales. Su objetivo, en general, es el reclamo a las autoridades nacionales por la creación de empleo, la obtención de planes sociales y el diseño de políticas sociales. Se relacionan con ONG, partidos políticos y otras organizaciones de todo el país. El ejemplo más representativo de nuestro país lo constituyen los movimientos piqueteros.
- Movimientos transnacionales. Se relacionan a través de las fronteras de los países, convocando a miles de personas de todo el mundo. Reclaman por cuestiones globales frente a actores internacionales (organismos, inversores, empresas multinacionales). Son ejemplos los movimientos ecologistas y los movimientos antiglobalización, como los que analizamos anteriormente.

Nuevos movimientos sociales

A partir de la década de 1960, en Europa y en los Estados Unidos surgieron nuevos planteos a las condiciones de la época. La particularidad fue que demandaron mejores condiciones de vida, más allá de las necesidades de trabajo, alimentación y vivienda. Los movimientos sociales que comenzaron a organizarse cuestionaron el consumismo y la guerra y reclamaron por la vigencia de los derechos de las minorías, entre otros. Los ejemplos más representativos son el Mayo Francés de 1968, el movimiento hippie y el de defensa de derechos de la población afrodescendiente en los Estados Unidos, que se expresaban por medio de grandes movilizaciones.
En la Argentina, en esa misma época hubo movimientos de gran importancia, como el Cordobazo y e Rosariazo, ambos en 1969, en los que se planteaban conflictos obreros y también la resistencia al gobierno militar. A diferencia de los movimientos europeos y norteamericanos, estos denunciaban la falta de democracia, la violación a los derechos humanos y el deterioro de los niveles de vida.
En la década siguiente, la dictadura logró la desmovilización política por medio de la represión. Sin embargo, se organizó el movimiento de derechos humanos que actuó en el país pero estableció contactos con organizaciones del extranjero.
Los grandes movimientos sociales reaparecieron con fuerza durante la crisis de 2001.

La expresión a través del arte

La expresión artística más representativa de los movimientos sociales es la creación de murales. El muralismo es un movimiento artístico que surgió en México, durante la primera mitad del siglo XX, directamente asociado a la Revolución Mexicana. Su objetivo era difundir y reivindicar las luchas sociales y políticas de la época y, además, recuperar la identidad indígena. Su desarrollo también tuvo que ver con la inclusión de la democracia en el ámbito cultural. Por eso, las pinturas dejaron de estar reservadas al público de los museos y ganaron otros espacios, como edificios públicos y lugares de acceso popular. Los nuevos movimientos sociales retomaron los principios del muralismo para expresar los nuevos ideales y problemáticas.
Dentro del muralismo, vamos a referirnos a los murales zapatistas. El zapatismo fue un movimiento campesino que, durante la Revolución Mexicana, luchó contra los gobiernos autoritarios de la época y a favor del reparto de la tierra a las comunidades indígenas. En su origen, elaboró documentos fundamentales para conocer sus bases, como el Plan de Ayala y la Ley Agraria. Estas ideas fueron tomadas por movimientos sociales que hasta hoy siguen luchando por estos derechos.
En la actualidad, estos murales siguen siendo una herramienta de expresión. Reflejan ideales como la salida de la opresión de las comunidades marginadas y su camino a la libertad e igualdad. La forma de crearlos es parte del trabajo comunitario; desde el diseño hasta a ejecución, la obra es realizada a través del trabajo colectivo.
En la comunidad mexicana de Chiapas estos murales también son un recurso para reclamar al Estado mexicano su autonomía. Además, como se trata de una población indígena campesina, con altos índices de analfabetismo, el muralismo cumple una función educadora.
Este tipo de creaciones también se pueden encontrar en los Estados Unidos, Cuba, Brasil, Nicaragua, Chile y la Argentina, entre otros lugares.

Nuevos movimientos sociales en la Argentina

En las elecciones de 1999 triunfó la Alianza, un frente electoral integrado por el FREPASO y la UCR, que se había conformado para evitar que el menemismo ganara nuevamente las elecciones. La Alianza llegó al poder con las promesas de terminar con la corrupción y de lograr un reparto más equitativo de la riqueza. Sin embargo, la realidad demostró que esas expectativas estaban lejos de concretarse.
A los desacuerdos internos del gobierno se sumaron problemas económicos graves y denuncias de corrupción. A mediados de diciembre de 2001, las políticas de ajuste se agudizaron: se rebajaron un 13% los sueldos de los empleados públicos y de los jubilados y se retuvieron los ahorros bancarios (el conocido “corralito”). Cerraron empresas, escaseaba el dinero y había desabastecimiento de algunos productos.
La reacción comenzó con una ola de protestas y saqueos a comercios. El 19 y el 20 de diciembre mucha gente salió a las calles y los piqueteros cortaron rutas. El presidente De la Rúa perdió el control de la situación y renunció.
El movimiento piquetero, que fue protagonista destacado en el 2001, tuvo su origen en 1996, cuando comenzó a sentirse el impacto de la privatización de YPF en las poblaciones de Cutral-Co y Plaza Huincul (Neuquén): a los despidos masivos les siguieron el fracaso de los emprendimientos cuentapropistas, el cierre de comercios, la pérdida de servicios históricamente asociados a YPF e incluso la ruptura de los lazos sociales. Ante la falta de respuestas, los pobladores salieron a cortar rutas y caminos. ¿Por qué? Por tratarse de desocupados, las personas afectadas no podían recurrir al paro de actividades o huelga, como ocurre en los conflictos laborales, y buscaron otro modo de expresar sus necesidades y presionar al poder político. Rápidamente, la modalidad se extendió al resto del país.
Los dirigentes piqueteros, en general, son ex militantes sindicales que perdieron su condición por el desempleo.
Volvamos al 2001. La clase media urbana, agobiada por el corralito y por el desmejoramiento de sus salarios, también se expresó en las calles por medio de los “cacerolazos”. En la primera etapa de a crisis hubo cooperación entre la clase media y los sectores de bajos recursos movilizados en los piquetes. Ambos reclamaban “que se vayan todos” Luego, el vínculo se resquebrajó porque cada sector defendía intereses distintos.

Otras formas de organización

Entre las organizaciones civiles vamos a referirnos a las que pertenecen al denominado “tercer sector” o “sector voluntario” (en particular, ONG y cooperativas) y a las organizaciones de base. 

Las ONG

Las Organizaciones no Gubernamentales surgieron para permitir que desde la sociedad civil se pudiera dar respuesta a necesidades que el Estado no satisfacía. Cualquier grupo de personas que, sin el propósito de obtener ganancias, busque contribuir a la solución de los problemas sociales, puede conformar una ONG.
Sus servicios y funciones son muy variados: desde la ayuda humanitaria y la promoción de la educación, desde la ecología hasta la defensa de los derechos y el desarrollo de prácticas ciudadanas participativas. También asesoran a los equipos de gobierno e informan a los ciudadanos sobre el funcionamiento de las instituciones.
Basan su labor en el trabajo voluntario, aunque también cuentan con personal de administración y conducción que se financia con fondos provenientes de donaciones de particulares, de empresas, del Estado, de organismos internacionales o de otras ONG. Con esos aportes, además, realizan las actividades de servicio social.
Las ONG tienen varias ventajas: movilizan y hacen participar a la ciudadanía en la resolución de los problemas colectivos y actúan sobre poblaciones que no están cubiertas por las políticas públicas. Las desventajas son la falta de regulación de sus actividades y de control de sus presupuestos y que algunas de las tareas que realizan carecen de suficiente difusión y de evaluación de resultados.

Las cooperativas

Las cooperativas constituyen un medio de ayuda mutua, es decir, para el beneficio de sus integrantes. Se consideran una forma de ONG, pero con ciertas particularidades.
- Varias personas se organizan de forma voluntaria para satisfacer sus necesidades económicas, sociales o culturales, por eso cada cooperativa puede ser de trabajo, de consumo y provisión, de servicios públicos, de vivienda, agropecuaria, de crédito, de seguros, de educación y escolares.
- Se asocian personas —no capitales— cuyo objetivo es el servicio. Todos sus asociados tienen los mismos deberes y derechos.
- Los valores en los que se basan las cooperativas son la autoayuda, la igualdad, la solidaridad, la responsabilidad social y la honestidad.
- Para constituir una cooperativa hace falta reunir ciertos requisitos legales, como un acta constitutiva, una cantidad mínima de diez socios y la conformación de un cuerpo directivo. Se financia con los aportes de cada socio. La organización en cooperativas es una de las primeras formas de asociarse que utilizaron en la Argentina los inmigrantes que llegaron de Europa desde fines del siglo XIX, sobre todo en las colonias agrícolas.
El cooperativismo es una forma de organización internacional, con leyes y símbolos propios. Por ejemplo, la Bandera de la Cooperación tiene siete colores, como el arco iris, y sintetiza los colores de todas las banderas del mundo. Simboliza los ideales de paz, unión, esperan- za, justicia social e/ igualdad.

Las organizaciones de base

Las organizaciones de base son las más cercanas a la comunidad. Se forman por necesidades políticas o sociales y generan acciones concretas para la solución de problemas. Desarrollan prácticas de democracia directa (como asambleas) y no cuentan con una dirigencia establecida. Las decisiones y su puesta en práctica están a cargo de las mismas bases sociales, por lo tanto, se autogestionan. No tienen estructuras de organización rígidas y dan prioridad a las relaciones directas entre sus miembros, en condiciones de igualdad y con respeto a los espacios colectivos.
Pueden ser asistidas por otras organizaciones, pero mantienen su independencia con respecto a ellas. Por ejemplo, se vinculan con ONG, partidos políticos, organizaciones gubernamentales y movimientos sociales.
Forman las células organizadas más pequeñas de la sociedad: trabajadores de una fábrica recuperada, vecinos de un barrio, un comedor comunitario, entre otras. Algunas pueden modificar su estructura originaria hasta formar movimientos sociales.

Organizaciones civiles y gubernamentales

Al principio señalamos las diferencias entre las organizaciones civiles y las organizaciones gubernamentales, pero dijimos que el límite entre ellas no era estricto. ¿Por qué? Por varias razones, entre las que se destacan:
- El financiamiento. Las organizaciones civiles responden a demandas que, muchas veces, no son atendidas por el gobierno porque no hay proyectos específicos, se desconocen las problemáticas, etc. En esos casos, las organizaciones gubernamentales pueden reconocer que las organizaciones civiles están cubriendo un espacio que el Estado dejó vacío y asumir la financiación de las actividades.
- La coordinación en la ejecución de proyectos. Con frecuencia, proyectos que surgieron de las organizaciones civiles se ejecutan de manera coordinada con las autoridades locales, nacionales o internacionales.
- La adquisición de personería jurídica o autorización.
Según su tipo, las organizaciones deben cumplir ciertos procedimientos legales y administrativos establecidos para que se las reconozca formalmente como tales, es decir, para adquirir la personería jurídica.
- La capacitación. Existen programas en los diversos niveles de gobierno destinados a capacitar y acompañar el desenvolvimiento de las organizaciones que lo requieran. En Ciudadanía en acción presentamos algunos ejemplos
concretos de estas relaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario